[Opinión] Día de los Humedales: "¡Es el bienestar, estúpido!"

02 Febrero 2024
Cada 2 de febrero, y desde la firma de la convención Ramsar en 1971, se conmemora el Día Mundial de los Humedales, siempre un momento ideal para reflexionar respecto a qué estamos haciendo y qué nos falta por hacer en protección de humedales.
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[Opinión] Día de los Humedales: "¡Es el bienestar, estúpido!"

Por Ignacio Rodríguez Jorquera
Director ejecutivo Centro de Humedales Río Cruces
Universidad Austral de Chile

Dicen que la frase “Es la economía, estúpido!” llevó en 1992 al entonces candidato Bill Clinton a la presidencia de EEUU, después de centrar su discurso en el desarrollo económico por sobre cualquier otro concepto. Hoy, el cambio climático y la destrucción de los ecosistemas cuestionan fuertemente este paradigma.

Cada 2 de febrero, y desde la firma de la convención Ramsar en 1971, se conmemora el Día Mundial de los Humedales, siempre un momento ideal para reflexionar respecto a qué estamos haciendo y qué nos falta por hacer en protección de humedales.

Volviendo a Bill Clinton, sabemos que en EEUU el crecimiento económico y sus eventuales beneficios han sido el factor a la hora de elegir a sus gobernantes. Todos necesitamos de la economía, pero basarse únicamente en ella se ve hoy muy limitado. La ecología no es más que la economía de la naturaleza y la economía, se basa enteramente en la naturaleza. Ni siquiera una persona que venda ideas puede existir ni no hay agua disponible o recursos para alimentarse y el bienestar humano requiere de complejas interacciones y estructuras que van más allá de lo económico.

¿Cómo compatibilizamos entonces economía con la conservación de naturaleza? En este dilema navegamos y Ramsar es una muestra de ello: aboga por el uso racional de los humedales. Inevitablemente debemos usar a los humedales y hemos estado muy entrampados entre el ambientalismo intransigente y la economía sin ética, sin entender que esto no es una dicotomía. Si queremos gozar de estos servicios ecosistémicos, tenemos que hacerlo con conocimiento, con conciencia y con una ética diferente a la que estamos acostumbrados.

El bienestar humano depende de la naturaleza, y en particular de los humedales porque nos entregan agua, alimento o protección ante desastres naturales, servicios cada vez más críticos para nuestra subsistencia y bienestar. Pero también requerimos de políticas públicas, acuerdos y entendimientos colectivos para mantenerlos.

Necesitamos un nuevo paradigma que nos acompañe y nos guíe a salir de esta dicotomía. Economía y conservación de humedales son posibles pero tenemos que cambiar el discurso. Hoy, al estilo Bill Clinton podríamos decir: “¡Es el bienestar, estúpido!”.